Invierno
A oscuras. Rodeados entre sábanas. Risas nerviosas. Nuestros fríos pies se buscan para enredarse.
Me pego a ella. La abrazo. Solo se me ocurre besarla. Me invade su leve perfume y siento la necesidad de volver a besarla.
Está desnuda, acaricio su costado y beso sus labios, su aliento huele a manzanas. Me inunda.
Bajo por su cuello. Sumerjo la cabeza en las profundidades de las sábanas. Beso su clavícula, uno de sus pechos, su costado, su ombligo... Me acerco peligrosamente a "sus otros labios". En gesto travieso solo los rozo con la punta de la nariz.
Hago el mismo camino hacia arriba, beso sus labios de nuevo. Sexo suave entre las sábanas. Yo encima. La abrazo, me abraza con los pies, nos fundimos. La habitación se llena de gemidos que van en crescendo.
Desentonan dos gemidos mas fuertes, se transforman en jadeos, en te quieros, en un beso. Acaba en un "Buenas noches, cariño."
Me pego a ella. La abrazo. Solo se me ocurre besarla. Me invade su leve perfume y siento la necesidad de volver a besarla.
Está desnuda, acaricio su costado y beso sus labios, su aliento huele a manzanas. Me inunda.
Bajo por su cuello. Sumerjo la cabeza en las profundidades de las sábanas. Beso su clavícula, uno de sus pechos, su costado, su ombligo... Me acerco peligrosamente a "sus otros labios". En gesto travieso solo los rozo con la punta de la nariz.
Hago el mismo camino hacia arriba, beso sus labios de nuevo. Sexo suave entre las sábanas. Yo encima. La abrazo, me abraza con los pies, nos fundimos. La habitación se llena de gemidos que van en crescendo.
Desentonan dos gemidos mas fuertes, se transforman en jadeos, en te quieros, en un beso. Acaba en un "Buenas noches, cariño."
Primavera.
Despertamos temprano, el sol ya ha salido y se respira un aire cálido. Huele dulce.
Tortitas, café, mermelada. Picnic en la cama. La despierto con un beso, le sonrío de la forma más sincera posible. Su beso venía acompañado del típico aliento matutino, pero es suyo, y me sabe dulce.
Juego a vestirle de caricias, ella juega conmigo. Vamos al jardín. Regamos las flores. Llega la tarde y tras comer mis manos rodean su cuello y las alterna en un masaje con besos. Su corto pelo marrón huele demasiado bien a ese shampoo.
Giro su cuerpo con cuidado y la contemplo. Es hermosa, se ve en mis ojos, me acerco a ella, la abrazo, le beso, nos fundimos.
Verano.
Ojos pardos. Ojos pardos que anochecen. Estrellas en sus ojos pardos.
Me libero del encanto de sus ojos pardos y miro alrededor: oscuro. Solo brillan ella y las estrellas, que salpican un cielo azul eléctrico perfecto, sin nubes.
Pero ese paisaje me da igual. Sus ojos miran al cielo y yo la miro a ella. No veo la luna desde aquí. brilla su rostro, claro y salpicado por unas pocas (las justas, me atrevería a decir que la cantidad perfecta) pecas. Forman constelaciones fantásticas.
Constelaciones.. Claro, sus ojos son Sirio y la estrella polar entonces, los más brillantes.
Sigo mirándola, y a través de sus ojos veo una estrella fugaz.
"Pide un deseo" susurro, ella me mira.
"Ya está" sonríe, y esa sonrisa es la luna, ya la veo.
"Qué es?" Digo intentando ocultar parte de mi curiosidad,
"Me ayudas a cumplirlo?" Sin pensarlo sonrío y asiento.
Me besa, estoy en el cielo.
Me libero del encanto de sus ojos pardos y miro alrededor: oscuro. Solo brillan ella y las estrellas, que salpican un cielo azul eléctrico perfecto, sin nubes.
Pero ese paisaje me da igual. Sus ojos miran al cielo y yo la miro a ella. No veo la luna desde aquí. brilla su rostro, claro y salpicado por unas pocas (las justas, me atrevería a decir que la cantidad perfecta) pecas. Forman constelaciones fantásticas.
Constelaciones.. Claro, sus ojos son Sirio y la estrella polar entonces, los más brillantes.
Sigo mirándola, y a través de sus ojos veo una estrella fugaz.
"Pide un deseo" susurro, ella me mira.
"Ya está" sonríe, y esa sonrisa es la luna, ya la veo.
"Qué es?" Digo intentando ocultar parte de mi curiosidad,
"Me ayudas a cumplirlo?" Sin pensarlo sonrío y asiento.
Me besa, estoy en el cielo.
Otoño.
El sol se pone. Cielo bermellón. Las hojas caen a fuera, muriendo, y dentro de casa cada uno está en un sillón. Frente a la biblioteca, cojo un libro. Ella me imita. La miro, sigiloso. Me mira y aparto la mirada. No quiero que esto acabe aquí.
Tamborileo nervioso con los dedos. Me levanto. Me mira. Cierra el libro. Cojo sus manos y tiro de ella, levantándola. La abrazo. Mis labios piden disculpas sobres los suyos.
Me separo de ella, la miro. Le dedico mi más tierna sonrisa. Casi se me escapan unas lágrimas. Me besa. La beso. Nos besamos largo y tendido. Solo ocupamos un sillón. Está encima de mí. Acaricio su espalda y sonrío. Sus labios juegan con los míos. Saben a manzana, huelen a café.
Está decidido. Mañana tiro un sillón.
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